La página oficial de Penguin Randomhouse ha publicado un extracto extendido de los primeros 8 capítulos de la novela Light of the Jedi, de Charles Soule, la cual inicia el proyecto multimedia The High Republic. Ya hemos traducido el primer capítulo, el segundo capítulo, el tercer capítulo, el cuarto capítulo, el quinto capítulo, el sexto capítulo y el séptimo capítulo.
CAPÍTULO OCHO
CIUDAD AGUIRRE, HETZAL PRIME
65 minutos para el impacto.
La Fuerza le cantaba a la Maestra Jedi Avar Kriss, un coro que era la totalidad del sistema Hetzal, la vida y muerte en movimiento constante contrapunto. Era una canción que conocía bien, la escuchaba todo el tiempo, a dondequiera que fuera. Aquí, la melodía de la Fuerza estaba fuera de tono, un sonido discordante de muerte y miedo y confusión. La gente estaba muriendo, o sentía el pavor de su destino inminente.
Entrelazados en la canción estaban los Jedi, el valiente personal de la República y los mismos ciudadanos heroicos de Hetzal, usando los recursos que tenían para intentar salvar a la gente de estos mundos.
La Third Horizon había aterrizado cerca de la Residencia Ministerial en Ciudad Aguirre, la capital de Hetzal Prime. La República estaba coordinando esfuerzos con el gobierno Hetzaliano para intentar detener la marea del desastre, asegurándose que la evacuación procediera de la manera más ordenada posible, rastreando los proyectiles que llegaban, ayudando en donde podían.
Avar Kriss seguía en el puente de mando de la nave, aún sirviendo como el punto de conexión de todos los Jedi en el sistema, haciendo que pudieran sentirse entre ellos, su presencia y estado emocional. A veces las palabras o imágenes llegaban sin desearlo, pero solo raramente. Era todo parte de una canción, y Avar cantaba y le cantaban.
Aun así, pudo recopilar una gran cantidad de información de lo que la canción le decía. Sabía que había cincuenta y tres Vectors Jedi activos en el sistema Hetzal. Sabía qué Jedi trabajaban en el planeta, por ejemplo, en ese momento, Bell Zettifar, el prometedor Padawan de Loden Greatstorm, estaba aproximándose a la superficie de Hetzal Prime a una enorme velocidad.
Elzar Mann, su más viejo y cercano amigo en la Orden, estaba solo en un Vector, ya que volaba la versión de un solo tripulante, cercano a uno de los tres soles del sistema. Casi siempre estaba solo. Avar era una de los únicos dos Jedi con los que trabajaba regularmente, eran solo ella y Stellan Gios. Esto era en su mayor parte debido a que Elzar... decir que no era digno de confianza no era la frase exacta. Era un experimentador, si ese término podía usarse con las técnicas Jedi. No le gustaba usar la Fuerza de la misma forma dos veces.
Los instintos de Elzar eran buenos, y no solía intentar nada inusual cuando había mucho en juego. Generalmente sus experimentos en la Fuerza solían expandir la comprensión de la Orden, y ocasionalmente lograba cosas increíbles.
Pero a veces fallaba, y a veces fallaba de manera espectacular. De nuevo, siempre cuando no había vidas de por medio, pero aún así, esa incertidumbre en conjunto con la renuencia de Elzar Mann a explicar lo que intentaba... bueno, muchos en la Orden se frustraban con él. Avar creía que eso explicaba porqué seguía siendo un Caballero Jedi y no un Maestro. Sabía que eso le molestaba a Elzar. Creía que era injusto. Pero a él no le preocupaban los caminos de los otros Jedi a través de la Fuerza, ¿por qué a ellos les debería preocupar el suyo? Solo quería seguir su camino a donde quiera que le llevara.
Avar no entendía las exploraciones de Elzar más que cualquier otro Jedi, pero sabía que la clave de su relación era que nunca le pedía explicaciones. Nunca, jamás. Ese arreglo había propulsado su amistad desde los días en que eran jovencitos en el Templo Jedi de Coruscant. Eso, y que a ella le gustaba. Era divertido, listo, y juntos habían crecido en la orden. Stellan, Elzar y ella, los tres inseparables durante sus años de entrenamiento.
Alejó su mente de Elzar Mann, escuchando la Fuerza. Sintió a los Jedi en los mundos de los sistemas, en los Vectors, y aún más de ellos en las estaciones o satélites o naves, por todo el sistema, ayudando en lo que podían, generalmente en conjunto con las veintiocho Longbeams de la República desplegadas desde la Third Horizon.
La cadena de conexión a través de la Fuerza incluso le decía que otros de la Orden estaban en camino, haciendo su mejor esfuerzo para responder a la llamada original de auxilio por parte del Ministro Ecka, incluso estando lejos de Hetzal. El más cercano era el Maestro Jora Malli, futuro comandante del cuartel Jedi en la recién completada Estación Starlight, junto con su segundo al mando, el imponente Maestro Trandoshan Sskeer. Stellan Gios estaba en camino desde el puesto de avanzada en Hynestia como si hubiera sido llamada por sus pensamientos, cruzando el hiperespacio en una nave prestada. Y había más.
Avar envió un mensaje de bienvenida, y llamó a todos los Jedi que podía alcanzar, estuvieran cerca o lejos de Hetzal. La distancia no importaba en la Fuerza. ¿Quién podría saber cuanto ayudarían?
Hasta el momento, la cuenta de muertes causados por el desastre era baja, apenas por encima de la interacción normal de la vida y la muerte en un grupo grande de seres vivos. Estaba preocupada porque eso podía cambiar en cualquier momento, aún no tenían un buen conocimiento de lo que estaba pasando aquí. Nada de esto era natural. Nunca había escuchado nada como esto... una enorme andanada de proyectiles apareciendo en un sistema, saliendo del hiperespacio sin aviso alguno.
No podía imaginar que hubiera pasado si la Third Horizon no estuviera pasando cerca después de recargar combustible, o si la inspección de la Estación Starlight no hubiera sido interminablemente demorada por el supervisor del proyecto, un oficioso Bith llamado Shai Tennem. Había insistido en mostrarle a los Jedi y a los visitantes de la República cada elemento de la construcción de la estación, por oscuro que fuera, haciendo que su salida fuera demorada e irritando inmensamente al Almirante Kronara. Pero si hubieran salido a tiempo, la Third Horizon hubiera estado en el hiperespacio profundo cuando hubieran recibido la alerta de evacuación del Ministro Ecka, demasiado lejos para llegar a tiempo al sistema Hetzal.
Si no hubiera sido por un celoso administrador Bith, Hetzal estaría lidiando con éste apocalipsis con sus propias uñas.
La canción de la Fuerza.
Entre lo que le decía directamente a Avar y lo que comentaban los oficiales alrededor de ella en el puente de la Third Horizon, podía mantener un panorama instantáneo del desastre, en lo general y en lo particular.
Sobre Hetzal Prime, un técnico de la República completaba las reparaciones en una nave de evacuación que había perdido potencia al salird el planeta, para que pudiera continuar su viaje a la salvación.
Cerca del segundo gigante gaseoso más grande, dos Vectors disparaban sus armas, incinerando un fragmento.
Una Longbeam era llevada al límite de sus motores mientras intentaba llegar a una estación espacial dañada, en las orillas del sistema. Sus motores habían fallado catastróficamente. Avar jadeó al sentir la sensación fría y oscura.
Y encima de la Luna Afrutada, una impresión muy clara, tan cercana a un mensaje como era posible a través de la Fuerza en estas circusntancias...
una sensación proveniente del Caballero Jedi llamado Te'Ami admitiendo que su comprensión de que lo que estaba pasando aquí, era total y trágicamente incompleta.
"No," dijo Avar, perturbada por la urgencia de lo que Te'Ami intentaba transmitir. Sus emociones eran turbias, y la canción de la Fuerza brillaba en su mente, haciéndose más callada, menos distintiva.
Enfócate, se dijo a si misma. Te necesitan.
Avar Kriss calmó sus emociones y escuchó. Ahora, gracias a Te'Ami, sabía qué era lo que debía buscar. Llamó al Jedi con su mente, imaginándose su cara, piel verde, el cráneo alto en forma de domo, los enormes ojos rojos, y fue casi instantáneo darse cuenta de lo que Te'Ami le intentaba mostrar. De hecho, ahora que estaba enfocada, era casi obvio. Avar extendió su conciencia por todo el sistema, llegando a sus límites.
No puedo dejar ninguno sin encontrar, pensó. Ni uno.
Abrió sus ojos y desplegó sus piernas, posando sus pies nuevamente sobre el puente de la Third Horizon. Los oficiales la miraron, sorprendidos, no había hablado ni se había movido en much tiempo.
El Almirante Kronara estaba hablando con la Canciller Lina Soh, quien había llamado mediante un relé de alta prioridad desde Coruscant. Sus delicadas facciones aparecían en las pantallas de comunicación del puente. Parecía frágil, pero no lo era en absoluto. Kronara, en contraste, tenía una cara que podría romper un martillo si éste lo golpeara. Se miraba rudo, y lo era. Vestía el uniforme de la Coalición de Defensa de la República, gris claro con acentos en azul, la gorra bajo su brazo en deferencia por la investidura de la canciller.
La resolución de la pantalla era baja, con líneas firmes de estática cruzando la cara de Lina Soh cada pocos segundos, pero era de esperarse. Coruscant estaba muy lejos.
"Gracias a la luz que su nave se encontraba suficientemente cerca de Hetzal para responder, Almirante," estaba diciendo la Canciller Soh. "Enviamos nuestras naves de ayuda tan pronto como pudimos, pero incluso recibir la señal de auxilio de Hetzal tomó tiempo. Usted sabe lo inconstantes que son los relés del Anillo Exterior."
"Lo sé, Canciller," respondió Kronara. "Estamos agradecidos por cualquier ayuda que pueda dar. Estamos teniendo progreso aquí, pero hay un gran número de heridos y estoy seguro que muchos sistemas vitales necesitarán reparaciones. Le diré al Ministro Ecka que ha mandado ayuda. Estoy seguro que lo agradecerá."
"Por supuesto, Almirante. Todos somos la República."
Avar caminó por el puente, pasando a un lado de Kronara mientras terminaba la transmisión con Coruscant. Él la miró, con curiosidad, mientras ella se detenía frente a la pantalla que mostraba el estado del esfuerzo de mitigación del desastre, todas las naves, gentes, Jedi, República, locales. Rojo, verde, azul, mundos, vidas, esperanza, desesperación.
Tocó ciertas anomalías en rojo con su dedo. Al hacerlo, eran resaltadas, cada una rodeada de un círculo blanco. Cuando terminó, cerca de una decena de proyectiles habían sido señalados.
Avar se alejó de la pantalla, mirando a la tripulación del puente. Estaban confundidos, pero se mostraron respetuosos, esperando a que ella explicara lo que había hecho.
"Detesto decir esto, mis amigos," dijo ella, "pero esto acaba de complicarse más. Tenemos un nuevo objetivo."
Las facciones del Almirante Kronara se contorsionaron en una mueca. Avar no lo tomó como un insulto.
"¿Eso reemplaza los parámetros de nuestra misión actual?" preguntó.
"Eso sería excelente," dijo ella. "Pero no. Todavía tenemos que hacer lo mismo que venimos a hacer, evitar que estos fragmentos destruyan Hetzal, pero ahora hay algo más."
Gesticuló hacia la pantalla, donde los puntos rojos destacados, se dirigían hacia los soles.
"Las anomalías que he señalado aquí contienen seres vivos. Esto ya no se trata solamente de salvar los mundos de éste sistema."
La comprensión se mostró en la cara de Kronara. Su mueca se hizo más pronunciada.
"Entonces es una misión de rescate, además de todo lo otro."
"Es correcto, Almirante," dijo Avar.
Un coro de voces consternadas surgió de parte de los oficiales que se habían dado cuenta que todo su progreso hasta el momento era solo el comienzo de un esfuerzo aún más grande.
"¿Cómo es eso posible?"
"¿Cuántas personas? ¿Quiénes son?"
"¿Son naves? ¿Es una invasión?"
El Almirante Kronara levantó una mano y las voces se detuvieron.
"Maestra Kriss, si dice que algunos de estos objetos llevan a seres vivos, entonces así será. ¿Pero cómo propone que montemos el rescate? Estos objetos se mueven a velocidades increíbles. Nuestros sistemas de enfoque apenas logran atinarles, y ahora debemos... ¿atracar con ellos?"
Avar asintió.
"No se cómo lo haremos. No aún. Espero que alguno de ustedes tenga una idea. Pero diré que cada una de éstas vidas es tan importante como las de este planeta o cualquier otro. Debemos comenzar creyendo que será posible salvar a todos. Si la voluntad de la Fuerza es otra, que así sea, pero no aceptaremos la idea de abandonarlos sin intentarlo."
Movió su mano en un gran círculo, señalando toda la enorme pantalla.
"Esto es con lo que hay que trabajar, lo que trajimos. Cada nave de Hetzal está ocupada con la evacuación, así que solo tenemos los Vectors y los Jedi que los pilotean, además de las Longbeams y sus tripulaciones. Encuentren una forma. Sé que lo harán. Les avisaré a todos los Jedi. Tal vez la Fuerza nos proporcione una respuesta."
Los oficiales del puente se miraron unos a otros, y comenzaron a moverse con una nueva andanada de actividad, mientras planeaban una decena de imposibles misiones de rescate.
Avar Kriss cerró sus ojos. Volvió a levitar. La Fuerza le cantaba, sobre el peligro y la valentía y el sacrificio, sobre los Jedi honrando sus votos, actuando como guardianes de la paz y la justicia en la galaxia.
La canción de la Fuerza.
Escrito por Charles Soule.
Traducido por Mario A. Escamilla.
Original de Light of the Jedi Extended Excerpt.
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