La página oficial de Penguin Randomhouse ha publicado un extracto extendido de los primeros 8 capítulos de la novela Light of the Jedi, de Charles Soule, la cual inicia el proyecto multimedia The High Republic. Ya hemos traducido el primer capítulo, el segundo capítulo y el tercer capítulo.
CAPÍTULO CUATRO
CRUCERO DE LA REPÚBLICA CLASE EMISARIO
"THIRD HORIZON"
90 minutos para el impacto.
Una nave apareció en el sistema Hetzal, saliendo del hiperespacio y desacelerando rápidamente para alcanzar velocidades convencionales. Estaba muy cerca del sol, y los campos gravitacionales que navegaría hubieran hecho pedazos a muchas otras naves, incluso a esta, si es que la tripulación del puente no fuera una de las mejores que podía ofrecer la República.
La nave era la Third Horizon, y era hermosa. Las superficies de la nave se ondulaban a lo largo de su casco como si fueran olas en un mar plateado, afilándose hasta rematar en un punto, con torres y almenajes, como una fortaleza vista de lado, con alas y espiras y espirales. Mostraba ambición. Mostraba optimismo. Mostraba la belleza que podía obtenerse, sin considerar el costo o esfuerzo.
La Third Horizon era una obra de arte, simbólica de los grandes mundos de la República que representaba.
Naves más pequeñas abandonaron sus posiciones en el casco de la nave, desprendiéndose como pétalos en la brisa, pequeñas motas plateadas y doradas. Estas eran las naves de la Orden Jedi, sus Vectors. Así como los Jedi y la República trabajaban en conjunto, así lo hacía la enorme nave y su contingente Jedi. Otras naves más grandes salieron de los hangares de la Third Horizon también, los caballos de batalla de la República, llamados Longbeams. Naves versátiles, cada una capaz de efectuar tareas de combate, búsqueda, rescate, transporte o cualquier cosa que sus tripulaciones necesitaran.
Los Vectors se configuraban como naves de uno o dos pasajeros, puesto que no todos los Jedi viajaban solos. Algunos solían llevar a sus Padawans, para que aprendieran las lecciones que sus Maestros les daban. Los Longbeams podían tripularse con tan solo tres personas, pero tenían espacio cómodo para una tripulación de veinticuatro: soldados, diplomáticos, médicos, técnicos, lo que fuera necesario.
Las pequeñas naves atravesaban el sistema, acelerando lejos de la Third Horizon con un propósito. Cada una con un destino, un objetivo. Vidas que salvar.
En el puente de la Third Horizon, una mujer, humana, estaba alejada. La actividad bullía a su alrededor, en los espacios arqueados y nichos del puente, al tiempo que los navegadores y especialistas comenzaban a coordinar los esfuerzos para salvar al sistema Hetzal de la destrucción. El nombre de la mujer: Avar Kriss, quien por la mayor parte de sus tres décadas de vida, había sido miembro de la Orden Jedi. De niña, había llegado al gran Templo en Coruscant, esa escuela, embajada y monasterio que servía como recuerdo de que la Fuerza conectaba todo ser vivo. Había sido una iniciada primero, y mientras avanzaba en sus estudios, una Padawan, luego Caballero Jedi, y finalmente...
... una Maestra.
Ésta era su operación. Un almirante llamado Kronara estaba a cargo de la Third Horizon, que a su vez era parte de la pequeña fuerza de paz mantenida por la Coalición de Defensa de la República, pero había cedido el control de la tarea de ayuda a Hetzal a la Jedi. No había conflictos o discusiones sobre la decisión. La República tenía sus fortalezas, y la Orden Jedi las suyas, cada una estaba acostumbrada a apoyar y beneficiar a la otra.
Avar Kriss estudió el sistema Hetzal, proyectado en la pantalla plana plateada en el puente por un droide de propósito único que flotaba sobre ella. Las imágenes eran una mezcla de la información recopilada de las estaciones del sistema, así como de los sensores de la Third Horizon. En verde, los mundos, naves, estaciones espaciales y satélites de Hetzal. Sus propios recursos, los Vectors, Longbeams y la Third Horizon en sí, eran azules. Los pedazos mortales que se movían a través del sistema a velocidades increíbles, de procedencia y naturaleza todavía desconocida, eran rojos. Mientras miraba, nuevas motas escarlatas aparecían en la pantalla. Lo que estuviera sucediendo, aún no había terminado.
La Jedi colocó su mano sobre su hombro, donde una larga capa blanca estaba asegurada por un broche dorado con la forma del símbolo de la Orden...
un amanecer viviente. Esta era la vestimenta ceremonial, apropiada para el cónclave conjunto Jedi-República que la Third Horizon había asistido en la recién completada estación espacial llamada Starlight Beacon. Ahora, sin embargo, considerando las tareas por venir, el traje ornamental era una distracción. Avar tocó el broche y la capa se soltó. Se cayó al suelo como si fuera un charco hecho de tela, revelando debajo una túnica más simple, con ornamentos en dorado. En su cintura, una funda blanca, y un cilindro de metal, una sola pieza de lineas pulcras en electrum plateado, como si fuera el mango de una herramienta sin herramienta, y una cruceta al final. Un arma en la que ella era proficiente, pero que no necesitaría hoy. Los sables de luz de los Jedi no salvarían a Hetzal. Serían los Jedi en sí.
Avar se sentó en el piso, acomodándose, con las piernas cruzadas. Su cabello dorado llegaba a los hombros, y parecía moverse por sí mismo lejos de su cara. Lo ató usando un nudo complejo, una mandala, cuya creación se usaba como ayuda para enfocarse. Cerró sus ojos.
La Maestra Jedi alentó su respiración, intentando tocar la Fuerza que la rodeaba, la impregnaba. Lentamente, levitó, deteniéndose hasta alcanzar un metro por encima del piso.
Alrededor del puente de mando, la tripulación de la Third Horizon se dio cuenta. Asintieron, o sonrieron levemente, o simplemente sintieron como afloraba la esperanza, antes de regresar a sus tareas urgentes.
Avar Kriss no lo notó. Para ella solo existía la Fuerza, y lo que ésta le decía, lo que debía de hacer.
Comenzó.
Escrito por Charles Soule.
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de: Light of the Jedi Extended Extract.
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