Ambientada entre el dramático final de Los Últimos Jedi y las escenas iniciales de la nueva película, Resistance Reborn viene a ser el episodio 8.5 de la saga, presentando a nuevos personajes cruciales y poniendo las cartas en la mesa para una pelea climática que se ha estado gestando por más de cuatro décadas.
La Resistencia está en ruinas. A raíz de su apresurado escape de Crait, lo que fue una vez un ejército quedó reducido a un puñado de héroes heridos. Finn, Poe, Rey, Rose, Chewbacca, Leia Organa... sus nombres podrán ser famosos entre los mundos oprimidos que buscan liberar. Pero los nombres solo pueden llegar hasta cierto punto, y la desesperada llamada de auxilio de Leia no ha sido contestada.
Desde las junglas de Ryloth hasta los astilleros de Corellia, la sombra de la Primera Orden se asoma amenazante, y aquellos con la valentía de enfrentarse a la oscuridad están aislados y esparcidos por toda la galaxia. Si la esperanza ha de sobrevivir, la Resistencia debe viajar por la galaxia, buscando más líderes, incluyendo aquellos que, en días pasados, ayudaron a la naciente rebelión a derrocar un imperio. Habrá batallas, se forjarán alianzas, y la Resistencia renacerá.
Leia salió de la biblioteca para recibir la flota recién llegada. Mientras navegaba a través de los túneles hacia las naves recién llegadas, se le unió R2-D2. No había visto al pequeño droide en días. Pensaba que seguía de luto por Luke a su propia manera y le había dado su espacio. Pero estaba contenta de verlo ahora, y él burbujeó un feliz saludo.
"¿No se supone que estarías ayudando a Rey con las reparaciones del Halcón?" preguntó ella.
R2-D2 le contestó.
"Esas son buenas noticias," asintió Leia. "Me da gusto que hayan terminado. Ahora veamos que nos trajeron Poe y su Escuadrón Negro."
Otra ronda de sonidos, y Leia asintió.
"Y el Escuadrón Infierno, también," se corrigió. "Todos son buenos pilotos. Buenas personas. Pero necesitamos líderes, R2, no solo soldados. Necesito pensadores, estrategas, gente con experiencia de combate."
R2-D2 vocalizó.
Ella rió. "Tienes mucha experiencia. Serías un buen líder."
Abandonaron el túnel secundario y entraron al hangar principal. Vibraba con todo el ruido y actividad y estaba lleno del olor de las naves que han volado reciéntemente entre las estrellas. Leia lo aceptaba todo. Era expectación. Era esperanza. Era lo que los mantendría vivos.
Las naves crujieron al adaptarse a la gravedad de Ryloth y el seco aire desértico. Voces emocionabas se llamaban entre sí, saludándose, y los droides astromecánicos chirriaban y vocalizaban peticiones de combustible o reparaciones.
"¡Leia!", llamó una voz, y levantó la mirada para encontrar a Poe Dameron dirigiéndose hacia ella a paso veloz.
R2 emitió una pregunta y Leia puso brevemente la mano en su cabeza. "Si, ve a saludar a BB-8," dijo, y el droide giró felizmente.
"Comandante," saludó a Poe mientras se acercaba. Él se ruborizó visiblemente. Pasó una mano sobre sus rizos oscuros y empinó su barbilla, mortificado.
"General," cambió su saludo con un movimiento de cabeza. "Disculpe la informalidad. Solo estaba feliz de verla."
"También estoy feliz de verte, Poe." No había sido su intención corregirlo, solamente recordarle que estaban enfrente de personas que serían líderes en potencia y que deberían poner el ejemplo. "Camina conmigo y dime que tenemos."
El caminó por el hangar, apuntando. "Esas dos pilotos las conoce del Escuadrón Negro, Jess Pava y Suralinda Javos. La mujer con ellos es una ex-oficial Imperial, Teza Nasz. La encontraron en Rattatak peleando en los pozos de la muerte."
Apuntó hacia el cuadrante este donde Jess y Suralinda habían estacionado sus naves. Jess estaba inclinada, platicando con su droide astromecánico. Su cabello negro estaba apelmazado en un lado cubierto con lo que parecía sangre. Leia tomó nota mental para asegurarse que obtuviera atención médica inmediata. A su izquierda, Suralinda estaba saludando a una mujer que bajaba del transporte civil. La mujer era imponente, increíblemente alta y llena de músculos. Vestía un traje de una pieza abierto en un hombro que parecía haber sido remendado de una mezcla de pieles de animales y pedazos sueltos de armadura. Su brazo expuesto mostraba un conjunto de líneas que habían sido cortadas en su piel negra desde el hombro hasta el codo, y del codo hacia abajo tenía puesto un protector de cuero. Su cabello estaba teñido de un color rojo sangre, peinado en rastas que caían sobre su espalda.
Leia ahogó una risa de incredulidad. "¿Esa guerrera es ex-Imperial?"
"Eso dicen," contestó Poe. "Era una oficial de la Armada Imperial, algún tipo de estratega genio que estuvo involucrada en la Batalla de Jakku, pero cuando las cosas salieron mal para el Imperio, se la dio por muerta en el Ravager. Parece que solamente se ocultó y únicamente apareció en el radar de Suralinda debido a una historia de un equipo de shockball de Rattatak que figuró en un torneo importante. Suralinda la reconoció en una imagen de fondo. Solían conocerse."
Leia apretó los labios, pensando. "Bueno, tiene pinta de guerrera, no de estratega, pero tal vez debería de dejar de juzgar a la gente por su apariencia. Si evadió la atención de la Nueva República de tal manera y fue capaz de surgir al poder en Rattatak, probablemente tenga algo de ambas. De nuevo, ¿cuál es su nombre?"
“Teza Nasz.”
Como si hubiera oído su nombre, Nasz volteó su cabeza hacia ellos. Su cara estaba pintada en franjas de líneas verticales color ocre y carbón que cruzaban sus mejillas. Entrecerró sus ojos oscuros en dirección a Leia. Leia sostuvo la mirada hasta que la mujer volteó su cara. Oh, ella será interesante.
"¿Quién más?"
"¿Princesa Leia?" una emocionada voz femenina las interrumpió. Leia y Poe giraron.
Zay Versio caminó radiante hacia ellos y se adelantó para estrechar la mano de Leia. El cabello negro y corto de la joven piloto estaba despeinado, y sus ojos parecían cansados bajo las espesas cejas negras que dominaban sus delicadas facciones. Pero sonrió con gusto y su apretón de manos era fuerte.
"Es un gusto conocerte en persona finalmente, Zay," dijo Leia, saludando a la joven piloto. "¿Dónde está Shriv?"
"Por acá", dijo un Duro de piel azul, uniéndoseles. También parecía cansado. Su piel se veía de un color cetrino con la luz de la cueva, y tenía líneas como ríos bajo sus enormes ojos rojos. Pasó una mano sobre su cara sin nariz y sonrió a través de labios delgados, casi inexistentes. "Es bueno verla de nuevo, General."
"¿Cómo estuvo su misión?" inquirió Leia.
"Bueno, sobrevivimos," dijo Shriv lacónicamente. "Pero obtuve una erupción en un lugar inmencionable que aún no se ha quitado. Supongo que no tendrán alguna crema para ello."
Leia le dirigió una mirada severa. "Estoy seguro que en la enfermería podrán ayudar."
"Y me caería bien una siesta. Y algo de comida. Escuché que tienen fruta aquí. Y carne. ¿Es verdad o llegamos tarde a lo bueno?"
"Los Twi'leks han sido muy generosos. Hay mucha comida."
"¡Genial!" Shriv frotó su cara y dejó escapar un bostezo que casi rompe su quijada. "Entonces con su permiso me adelanto. Debo tratar esa erupción."
"¿Encontraste a alguien, Zay?" preguntó Leia una vez que Shriv se había ido.
La joven asintió. "Acá en el transporte civil. Creo que estará complacida."
Mientras caminaban, Zay continuó con su plática hablando de la misión con Shriv. "Buscamos por todos lados," dijo, sonando exasperada. "La mayoría de las pistas no llevaban a ningún lugar y algunas de las personas que buscábamos estaban... bueno, muertas. Más personas muertas que vivas en nuestra lista," la cara de Zay se ensombreció. "Y un puñado simplemente desaparecieron. Un día estaban trabajando y al siguiente no se presentaban a trabajar. Sus familias no tienen idea de donde fueron, las autoridades no lo tomaban en serio y decían que habían huido, pero no tiene sentido."
"Desaparecieron," contestó Poe, con una expresión de preocupación. "Maz me contó algo similar."
"¿Qué significa?" preguntó Zay.
"Probablemente la Primera Orden. Lo que sabemos de estos aliados potenciales, también lo saben ellos. Simplemente llegan primero con ellos."
Habían llegado a la orilla de la rampa del transporte. Un grupo disparejo de personas estaban reunidas allí. Leia divisó a los dos hijos de Charth entre la multitud, ofreciendo toallas calientes y sirviendo agua en tazas de cerámica para que los recién llegados pudieran refrescarse. Había un zumbido de conversaciones en el grupo que terminó cuando se aproximó Leia.
Un hombre se separó del grupo y las cejas de Leia se levantaron con incredulidad.
"Él es..." comenzó a decir Zay.
"Se quién es," murmuró Leia. "El General Rieekan."
Escrito por Rebecca Roanhorse
Traducido por Mario A. Escamilla.
Original de Rejoin General Leia and Poe Dameron in an Exclusive Excerpt from Star Wars: Resistance Reborn by Rebecca Roanhorse
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