Su novela juvenil Force Collector sale a la venta en Estados Unidos el próximo 19 de noviembre, a continuación presentamos un extracto:
"Déjame enseñarte algo."
Antes de que Maize pudiera aceptar o protestar, Karr abrió una cortina en su propia habitación para revelar un closet lleno de todo tipo de objetos al parecer aleatorios: cinturones, bastones, blásters, comunicadores, cascos y más, todo meticulosamente catalogado. Escritas en hojas de flimsiplástico pegadas a las paredes y los estantes debajo de cada objeto, había notas con fechas, como si tratara de hacer un mapa de toda una galaxia a partir de esta extraña colección de objetos.
"¡Vaya!" exclamó ella. "¿Tú hiciste todo esto?"
No pudo darse cuenta si estaba impresionada u horrorizada. "Si." Sacudió su cabeza en dirección a los estantes que guardaban sus tesoros. "Y algunas de estas cosas me han mostrado su pasado."
Maize las examinó más de cerca. Tomó con cuidado un cuerno kloo y lo giró. "¿Cómo funciona?"
"Bueno, ya lo has visto en acción. A veces toco algo y entonces todo se vuelve muy ruidoso y... muy brillante y oscuro a la vez. Es difícil de explicar. Es como estar quemándote, pero entonces otras cosas logran pasar: voces, imágenes, colores, y entonces... me desmayo."
"Suena horrible."
"Lo es, a veces," dijo él. "No estoy seguro qué causa los destellos, pero siempre es algo grande. Como si los objetos hubieran sido testigos de algo grande y me quisieran decir lo que vieron. ¿Me explico?"
Maize lo miró con expresión vacante, así que decidió seguir hablando.
"Como éste, por ejemplo," dijo, tomando una pieza bucal que parecía tan vieja que definitivamente nadie debería meterla en su boca. "Este es un respirador aquata A99 que perteneció a un pescador. El tipo que me lo vendió dijo que le había pertenecido a un Jedi que hacía reconocimiento submarino. Pensé que podría mostrarme algo sobre los Jedi, pero sin importar cuanto me concentraba, no pude obtener ninguna visión de él. Así que o el objeto no experimentó nada importante..."
"O te quisieron ver la cara," interrumpió ella.
"Básicamente."
"Hay mucha gente que intentará aprovecharse de ti, Karr."
La ignoró y continuó. "Pero este, por otro lado..." Mostró un báculo de madera, o al menos una parte. La parte superior era un mango de plata que parecía haber sido forjado en un horno. La parte inferior estaba rota y fragmentada, indicando que había sido más largo anteriormente. Estaba totalmente carbonizado y quemado, pero algo le impedía deshacerse en pedazos.
"La primera vez que lo toqué, me desmayé, y me rompí un diente al caer." Le mostró la dentadura en una enorme sonrisa. "Creo que debió haber pertenecido a un Jedi, porque me afectó muy poderosamente, pero en la visión, al menos por lo que vi, el dueño no usaba vestimenta tradicional de los Jedi y no pude ver ningún sable de luz. Lo que era raro, es que usaba el báculo como si fuera un sable, y juro que lo escuché murmurar sobre la Fuerza. Además estaba en lo que parecía una enorme batalla."
Maize le echó una mirada de soslayo. "Escuchas lo que deseas escuchar, supongo."
Karr se ofendió. "Tal vez. Pero no siempre veo lo que quisiera ver, si no ya sería un Jedi, ¿no crees? En fin, creo que fue cuando entendí que los artículos que me provocan visiones siempre me muestran cosas que fueron significativas. Importantes," añadió, tras haber encontrado una palabra mejor. "Afortunadamente, los Jedi vieron mucha acción, así que busco sus cosas específicamente, con la esperanza de obtener más lecciones, pero a veces simplemente toco cosas al azar solo para ver si me muestran algo."
"¿Así que no has visto a ningún Jedi entonces? Ni en la vida real ni en tus visiones," dijo.
Él se desinfló un poco. "No. Pero eran reales."
"Pero no puedes probarlo," respondió ella.
"No necesito probarlo. Sé que es verdad, y no me interesa si me crees o no," mintió. "Juro que hay algo en mí que me está guiando hacia este tipo de cosas. ¡Y no puede ser un interés malsano!"
"Si tu lo dices."
Maize caminó lentamente por la habitación, posando sus manos en algunos objetos como si vigilara si tuvieran polvo. Se detuvo cuando miró una datapad en su cama, la pantalla aún brillando suavemente. La tomó y leyó en voz alta, "Guía para el Coleccionista de Antigüedades Militares. ¿Qué te dijo esto?"
"Que he estado pagando demasiado por las cosas," dijo entre risas. "Apenas lo obtuve hace un mes, y había estado gastando demasiados créditos. Ahora me doy cuenta."
"¿Compraste todo esto?"
"No, no todo. Algunas las encontré. Otras me las dio la gente. Y si, compré algunas. Después de un tiempo me di cuenta que podía tener suerte mirando en bazares de chatarra, o negociando con pilotos y turistas. Ahora esta práctica guía me dice cuanto vale cada cosa antes de que pierda muchos créditos."
Maize puso las manos en sus caderas. Hizo una pausa y miró todo una vez más, como si fuera una juez tratando de presentar el premio al Mejor Museo Jedi. Entonces con una voz autoritaria, dijo, "Creo que estás loco."
Karr estaba a punto de discutir con ella hasta que vio la sonrisa en su cara. "Solo te estoy molestando. Eso creo," añadió ella, sentándose en una silla de la habitación. "Mira, la verdad es que, solo se lo que sé por experiencia familiar. A CeSai le fue muy bien con el Imperio. Entonces la Nueva República expulsó al Imperio y no quedó nadie para dirigir el planeta. Todo se derrumbó. En cuanto a los Jedi, no se quienes fueron o que hicieron. Siempre pensé que eran leyendas del folclor, pero..." lo miró con un dejo de aventura en los ojos, "debes probar que me equivoco."
Escrito por Kevin Shinick.
Traducido por Mario A. Escamilla.
Original de Read an exclusive excerpt of the new Star Wars: The Rise of Skywalker prelude novel
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