La novela Resistance Reborn de Rebecca Roanhorse toma lugar después de Los Últimos Jedi y muestra a Leia, Rose, Rey, Finn y Poe buscar en la galaxia los aliados que la Resistencia necesita con desesperación después de las pérdidas sufridas en Crait.
Algunas serán caras nuevas, que tomarán la lucha contra la Primera Orden tras el sacrificio legendario de Luke Skywalker, pero otras caras serán más familiares para los fans de Star Wars. Aun así, no todos estarán de acuerdo en pelear en una nueva guerra civil galáctica...
En el siguiente extracto, Poe se dirige al planeta Ephemera, una antigua colonia minera que se ha convertido en un spa intergaláctico llamado "Wish".
"No te voy a ayudar en nada," dijo Maz Kanata, ajustando sus lentes para observar mejor la cara atónita de Poe. "Si recuerdas, la última vez que ofrecí ayuda a la Resistencia, la Primera Orden destruyó mi castillo. ¿Sabes cuánto amaba ese castillo?"
"Era un gran castillo," admitió Poe.
"El mejor. ¿Sabes por cuanto tiempo lo tuve?"
"¿Mil años?"
"Mil..." Hizo una pausa, mirando sospechosamente a Poe. El sonrió alegremente. "Más de lo que tu llevas vivo, piloto, eso es seguro. Así que no me mires como si fuera una irracional."
Metió su mano en la sustancia gelatinosa que llenaba el tazón a su lado y la sacó llena de algo rosa y suave que olía a sulfuro. Se agachó en su reclinable, ofreciendo un poco a Poe. "¿Quieres?"
"No, estoy bien."
Ambos estaban sentados en los sillones de uno de tantos spas en Wish. Poe aún tenía su uniforme, al menos, pero Maz solo portaba una toalla gruesa blanca, mientras que otra toalla blanca estaba enredada en su cabeza. Sus pies descalzos estaban mojados con una mezcla de químicos fangosos que Poe no podía identificar, al tiempo que varias asistentes entraban y salían del cuarto, trayendo tés y colonias y otras mezclas que Poe rechazaba amablemente. Maz estaba embarrando la sustancia con olor a azufre en sus enormes mejillas y canturreaba felizmente.
"¿Qué es esa cosa?" preguntó, olisqueando. "Huele horrible." El olor a azufre había sido reemplazado con olor a amoniaco.
"Popó de felino. De alguna especie que lleva viviendo aquí tanto tiempo que prácticamente es nativa del planeta. Imagina. Un planeta sin piso sólido pero lleno de gatos. La historia es que el fundador de Ephemera era un filósofo Rothkahar. Domesticó a esta especie pensando que tenían una inteligencia avanzada... o tal vez ellos lo domesticaron a él. Se me olvida. En fin, después, encontró que su excremento tenía propiedades curativas. Altas concentraciones de gas tibanna que se procesan naturalmente en tuusah." Rió de nuevo. "Hacen maravillas para la piel."
"Eso es grandioso, Maz," dijo Poe, pensando que no lo era en absoluto, "¿pero podríamos regresar al tema? La Resistencia necesita tu ayuda."
"Si, eso me dijiste."
Pero no pareces escucharme, pensó. Necesitaba hacerla entender, así que decidió que la honestidad brutal sería su mejor opción. "Necesitamos un lugar para escondernos y reagruparnos. Necesita estar lejos de los vigilantes ojos de la Primera Orden, pero que pueda satisfacer nuestras necesidades de hospedaje, víveres, comunicaciones..."
"¿No me dijiste que solo quedaban unos cuantos de ustedes en una sola nave? ¿Qué necesidades podrían tener?"
Poe sintió como se le erizaba la piel al oír su insensibilidad. Tal vez le había escuchado y no le importaba. No había esperado eso. "Habrá más," dijo apresuradamente. "Tenemos gente en toda la galaxia, y estamos haciendo nuevos aliados todo el tiempo. Esperábamos que nos pudieras dar refugio. Y más que eso. Liderazgo. Leia no puede hacerlo sola. Necesitamos tu ayuda para dirigir la Resistencia."
"¿Dirigir la Resistencia? Pensé que ese era tu trabajo."
"Yo..." Poe frunció el cejo, sintiéndose inquieto.
"¿Esperas que haga tu trabajo por ti?" gruño ella, ahora aplicando la crema en su cuello. "Tu éres el comandante. ¿O ha cambiado algo?"
"Nada ha cambiado," dijo Poe en automático, pero era una mentira, ¿no? Después del Raddus, todo había cambiado.
Maz terminó de aplicar la sustancia en su cuello y se reclinó en su silla, con los ojos cerrados. La última asistente había dejado una tetera hirviendo en la mesa de junto, y Maz estiró la mano, encontró su taza, y la llevó a sus labios para tomar un sorbo. Puso la taza en la mesa, mientras Poe esperaba pacientemente a que continuara hablando, pero después de un momento, solo pudo escuchar un leve ronquido. ¿Se había quedado dormida?
Poe se levantó, exasperado. "Esto fue una pérdida de tiempo. Debo irme."
"¡No!" Su mano se cerró sobre su puño como una llave, sin humor en la voz como si nunca hubiera estado allí. Abrió un ojo, fijándolo en él. Poe se paralizó.
"Escúchame bien, Poe Dameron," dijo ella. "Viéndome así, piensas que estoy loca. Mejor para mí, porque cuando un enemigo le pareces tonto o débil, es cuando están más vulnerables en su arrogancia. Es cuando debes atacar." Giró su mano, jalando con fuerza, y sus pies volaron. Cayó sobre su espalda, con tal fuerza que expulsó el aire de sus pulmones y le dolió el coxis.
Maz había saltado de su sillón y estaba parada sobre su pecho en segundos. Sus ojos, rodeados por el tratamiento capilar, estaban a meros centímetros de los suyos. Ella entrecerró los ojos, mirándolo. Juzgándolo. "Veo arrogancia en ti. Y es lo que te mete en líos, causa problemas."
Se ruborizó, pensando en el Raddus. "Aprendí mi lección," gruñó con los dientes cerrados.
"¿Lo hiciste?"
"Yo..." Poe se dejó caer, descansando su cabeza en el piso. Pensó en mentir, o al menos en decir a Maz sólo lo estrictamente necesario, pero ella lo miró como si pudiera ver a través de él, como si ya supiera la horrible verdad.
"Me preguntaste si aún era un líder," dijo, mirando al techo. "La verdad es que no lo sé. He... he cometido errores..."
"¿Errores?" el tono de Maz era cortante como un escalpelo.
"Dirigí un motín," confesó. No había pensado decirle, pero ahí estaba. Ahora que había dicho algo, tenía que contárselo todo. "No entendía lo que estaba pasando. Solo sabía que huíamos, cuando debíamos de estar peleando. ¡Tenía que hacer algo!"
"¿Tenías? ¿Tenías que hacer algo?"
Parpadeó, habiendo sido tomado por sorpresa. Un momento antes quería defenderse, hacerla ver su punto o al menos entender su razonamiento. Pero en instantes, esa lucha se terminó y la realidad lo alcanzó como un golpe al estómago.
"No," admitió. "Soy un soldado y ella era mi oficial al mando. Solo tenía que confiar." Exhaló, queriendo que el piso lo tragara, huyendo de su deshonor. Miró a sus ojos, esperando... no compasión. Ni siquiera comprensión. Sino algo más. Una segunda oportunidad.
Maz emitió un zumbido. Se hizo hacia atrás. No se paró de su pecho, pero al menos ya había distancia entre sus caras.
"¿Y ahora qué, Poe Dameron?"
"¿Qué?"
"Digamos que tienes razón. Que tus acciones, tu arrogancia, hicieron que mucha gente muriera. Que llevaron a la Resistencia hasta donde está hoy: rota, huyendo, desprovista y rogando por ayuda."
Se estremeció. Abrió su boca para protestar por sus palabras, pero no había otra cosa que decir más que "Lo arreglaré".
"¿Cómo lo harás?" preguntó. "No puedes revivir a los que murieron. No puedes reconstruir la Resistencia tu solo, aunque..." dijo con un resoplido, divertida,"si alguien lo intentara ese serías tu."
"Yo puedo derrotar a la Primera Orden."
"¿Solo?"
"Si es necesario."
Maz sacudió la cabeza. "Arrogancia. Sigue ahí."
Escrito por Rebecca Roanhorse.
Traducido por Mario A. Escamilla.
Original de: Poe Dameron Tries to Recruit an Old Friend in This Exclusive Resistance Reborn Excerpt
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