miércoles, 3 de mayo de 2017

Segundo extracto de Guardians of the Whills

Lee nuestro anterior extracto traducido de Guardians of the Whills.

En Rogue One, encontramos a Chirrut y Baze en las calles de la zona de guerra en que se ha convertido Jedha. Son una típica pareja extraña de Star Wars. Baze es estoico y duro; Chirrut es ingenioso y un devoto de la Fuerza. Juntos, son un equipo sorprendente y muy divertidos de observar, un par de grandes guerreros que se pelean, pero comparten un vínculo. El nuevo libro de Greg Rucka, Guardians of the Whills, nos lleva antes de que encuentren a Jyn Erso y obtengan un nuevo propósito, revelando más de quienes son estos hombres, y como llegan a ser lo que son. Disfruta este extracto exclusivo.



"Necesito un nuevo blaster," dijo Baze.

"Usa el viejo," dijo Chirrut.

"No."

"Aún tienes el viejo."

"Si."

"Entonces usa el viejo."

"No.


Baze y Chirrut se separaron sin perder el paso al tiempo que un grupo de muchachos, cada uno de ellos sucios y tan cubiertos de tierra que iban dejando motas de polvo a su camino, los cuales pasaron a su lado. Baze mantuvo una mano en la bolsa que tenía atada debajo de su túnica donde llevaba sus créditos y le echó un ojo a Chirrut al mismo tiempo, a sabiendas que no era necesario pero sin importarle. El hecho era que, de los dos, era más fácil que a Baze le quitaran la bolsa sin que se diera cuenta.

"El viejo funciona perfectamente bien," dijo Chirrut cuando regresaron a su posición, lado a lado

"El anterior es un arma de Guardián. Y ya no soy un Guardián."

"Entonces estás tomando una decisión."

"Si," dijo Baze. "Mi decisión es encontrar un nuevo blaster."

"No, tu decisión es ser testarudo."

"Mi decisión es usar un blaster confiable en vez de un arco de luz arcaico."

"Tu blaster confiable ha demostrado no serlo."

"Y por eso es que necesito una nueva arma."

"Usa la vieja."

Baze se detuvo por completo a mitad de la calle y Chirrut, también, se detuvo casi instantáneamente, como si lo hubiera anticipado.

"Como tantas conversaciones contigo," dijo Baze, "hemos regresado al comienzo."

"¿Te diste cuenta, verdad?"

"Eres muy afortunado en tenerme como amigo, ¿lo sabías?"

"Lo sabía," dijo Chirrut. "Aunque me pregunto porque lo dices ahora."

"Lo digo ahora porque me pregunto si alguien más se molestaría en aguantarte."

"Ah," dijo Chirrut. "Muchas veces me pregunto lo mismo de ti."

Baze estalló en risas, lo suficientemente fuertes como para que los que atestaban la calle voltearan a verlos, incluyendo dos adoradores del Isopter Central, que portaban cascos y túnicas, quienes se aproximaron con curiosidad. Baze les mostró una gran sonrisa, mostrando sus dientes, y entonces se detuvieron, dieron un paso hacia atrás, y se dieron la vuelta para volver a perderse entre la multitud. Baze aprovechó la oportunidad para mirar a su alrededor antes de comenzar a caminar de nuevo. Chirrut inmediatamente le siguió el paso, con su bastón extendido en un ángulo hacia el piso frente a él, girando ligeramente de lado a lado.

"¿Quieres ir de compras? dijo Chirrut. "¿Es lo que quieres decir? Aunque dudo que nos alcance para algo que sirva para tus propósitos."

"No." La idea era vagamente absurda para Baze. "Así no es como encuentras el arma adecuada, lo sabes bien."

"Como hemos notado, aparentemente no lo se."

"Nos están siguiendo."

Eso pareció divertir a Chirrut. "¿De verdad?"

"Desde que salimos del orfanato. No estaba seguro hasta ahora. Son dos."

"¿Imperiales?"

"No lo creo. Uno de ellos es un Twi'lek."

"¿Uno?"

"Son dos, eso creo. El otro es un Sabat."

"No suenan como Imperiales."

"Quiero saber porqué nos siguen."

"Deberías preguntarles."

"Lo haré."

"¿Ahora?"

"Pronto," dijo Baze.

Dieron la vuelta a la esquina del Viejo Mercado y continuaron otro par de cuadras, en dirección aproximada hacia la Pared del Este, sin cruzar palabra. Continuaban siendo seguidos, y Baze concluyó un par de cosas, una de las cuales era que el Twi'lek y el Sabat sabían lo que hacían. Se daban espacio entre ellos, y dejaban lugar entre ellos y Baze y Chirrut. Esto significaba que estaban en comunicación entre ellos, ya sea por comunicador o por señales de mano o algo parecido. Eso significaba cierto grado de entrenamiento, algo de experiencia. Si eran criminales, eran de mejor clase que lo que Jedha solía ofrecer.

Porqué eran seguidos por criminales era otra pregunta diferente. Lo mejor que un ladrón podría obtener era decepción. Lo peor era huesos rotos, no solo de los puños de Baze, sino de la espeluznante exactitud y velocidad con la que Chirrut podía usar su bastón.

Así que si no eran criminales, estaban bien entrenados y eran cuidadosos, significaba que tenían que ser miembros de alguno de los grupos insurgentes que operaban en la ciudad. Pero esto era más sorprendente, puesto que los grupos de insurgencia de la Ciudad Sagrada estaban compuestos de locales, y los locales eran en su mayoría humanos. Los Twi'leks no eran comunes pero se dejaban ver, pero el Sabat era otra cosa. La última vez que Baze había visto un Sabat era cuando aún se consideraba Guardián de los Whills, y eso había sido hace mucho tiempo.

Entraron en un fraccionamiento mixto entre residencial y comercial conocido por los locales como Pueblo Saltarín, habiéndose perdido la razón del nombre hacía muchos años. Los edificios bajos se apilaban hombro con hombro, con callejones tan estrechos que Baze solo podía cruzarlos caminando de lado. Dieron vuelta hacia el norte, y Chirrut se detuvo abruptamente, levantando una mano para detener el avance de Baze. Antes de que Baze pudiera preguntar, vio lo que su amigo había sentido de alguna forma.

Delante de ellos, rodeando el final de la calle, se aproximaba una patrulla de stormtroopers. Una media docena iba por delante a pie, con sus rifles blasters listos, detrás de ellos un vehículo de asalto terrestre como apoyo, uno de los transportes blindados de tropas, con un blaster de repetición montado encima y el artillero visible en su puesto. Baze echó una mirada a los callejones estrechos a ambos lados y por encima de los balcones y techos de los edificios que los rodeaban. Las ventanas comenzaron a cerrarse y la gente se apresuró a vaciar la calle.

"Habrá violencia."

Chirrut lo dijo con una certeza que Baze había aprendido a confiar de forma absoluta.

"Stormtroopers," dijo Baze. "Una batida de cacería. Vienen hacia acá."

Se movió hacia la izquierda, poniéndose cerca del callejón más amplio a la vista, con Chirrut a su lado. Desde el otro lado de la calle escuchó el sonido de las voces de stormtroopers pero no pudo distinguir sus palabras.

"¿Qué fue eso?"

"Están diciendo a todos que permanezcan en sus lugares," dijo Chirrut. "No queremos hacer eso."

"No, no queremos. Ven, tu primero."

Chirrut extendió sus manos, con el bastón en una de ellas, y sintió las paredes que formaban la boca del callejón.

"No vas a caber," dijo Chirrut.

"Por supuesto que cabré."

"No voy a dejarte."

"No me vas a dejar, pero tu vas a entrar al callejón, Chirrut."

"Tú primero."

Uno de los stormtroopers los había visto, y apuntaba en dirección a ellos. Todavía habían unos buenos veinte, veinticinco metros entre la patrulla que se aproximaba y el callejón donde estaban Baze y Chirrut. Baze miró la situación. Era totalmente posible que la patrulla Imperial no tuviera nada que ver con ellos, que solo fuera un despliegue de fuerza como respuesta a todas las otras cosas que podrían pasar, o estaban pasando, en la Ciudad Sagrada. También era totalmente posible que algo hubiera salido mal la noche anterior, y que alguna cámara de seguridad o algún testigo los hubiera visto mientras robaban el cargamento de suministros, y que hubieran pasado sus descripciones al cuartel. También era posible, y Baze pensó que esto era lo más probable, que no se tratara de otra cosa que mala suerte, y que el simple hecho de tratar de huir los había convertido en sospechosos.

El problema era que si los detenían para interrogarlos, o se los llevaban, no sabría en qué terminaría todo. A diferencia de Baze, Chirrut estaba vestido como un Guardián de los Whills. Sería reconocido por ello y sujeto a todavía más preguntas. Y Chirrut, siendo Chirrut, no le diría a los stormtroopers lo que querían oír, y que Chirrut, siendo Chirrut, comenzara a cantar su letanía. Los detendrían. Tal vez los encerrarían en el Destructor Estelar, y Baze sabía bien que aquellos a quienes detenían a bordo del Destructor Estelar nunca regresaban.

Baze suspiró.

"Está bien," dijo. "Yo primero."

Y empujó a Chirrut hacia el callejón.

"Yo te alcanzo," dijo, mientras comenzaba a correr en dirección al Mercado Viejo con los gritos de los stormtroopers, y los de su amigo, mientras lo perseguían.

Escrito por Greg Rucka
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de CHIRRUT AND BAZE JOURNEY THROUGH JEDHA IN GUARDIANS OF THE WHILLS – EXCLUSIVE EXCERPT


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