miércoles, 8 de julio de 2020

Extracto de Thrawn Ascendancy: Chaos Rising

La trilogía de Thrawn Ascendancy, escrita por Timothy Zahn comienza con la novela Chaos Rising y nos llevará a los primeros días de la mente maestra en la estrategia Imperial en su paso por la Ascendencia Chiss. La novela se publicará en Estados Unidos el primero de septiembre del 2020.


PRÓLOGO.

El ataque a Csilla, el mundo principal de la Ascendencia Chiss, fue súbito, inesperado y, a pesar de su amplitud limitada, impresionantemente eficiente.

Las tres enormes naves de guerra salieron del hiperespacio en vectores ampliamente espaciados, dirigiéndose hacia el interior del planeta con los láseres de espectro flameando a toda potencia hacia las plataformas defensivas y las naves de guerra de la Fuerza de Defensa Chiss. Las plataformas y naves, tomadas por sorpresa, tardaron menos de un minuto en responder al fuego. Para entonces, los atacantes habían cambiado de direccion, dirigiéndose hacia el montón de luces que resplandecían en la helada superficie del planeta marcando la ciudad capital de Csaplar. Sus láseres continuaban disparando y en cuanto estuvieron en rango, añadieron salvas de misiles a su ataque.

Pero a fin de cuentas no sirvió de nada. Las plataformas de defensa destruyeron los misiles lanzados y las naves de defensa acorralaron a los atacantes, convirtiéndolos en escombros y asegurándose que los fragmentos fueran suficientemente pequeños para no caer al planeta. En menos de quince minutos, todo había terminado.

El peligro había terminado, pensó sombríamente el General Supremo Ba'kif mientras daba zancadas hacia el corredor central de la Cúpula donde los síndicos y otros Aristocras se habían reunido tras regresar de los refugios.

Ahora vendría la verdadera tormenta de furia.

Y habría de todo. Como cuerpo gobernante supremo de la Ascendencia, la Sindicatura gustaba de proyectar una imagen de consideración, nobleza y dignidad imperturbable. La mayoría del tiempo, con excepción de las inevitables peleas políticas, estaba cerca de la verdad.

Pero no hoy. La Sindicatura había estado en sesión plenaria, y los Oradores habían tenido su propia reunión privada agendada para la tarde, lo que significaba que casi todos los Aristocras de alto nivel de la Ascendencia había estado en oficinas, corredores o salas de conferencias cuando sonó la alarma. Los refugios establecidos debajo de la Cúpula eran razonablemente amplios y cómodos, pero habían pasado décadas desde el último ataque directo a Csilla y Ba'kif dudaba que alguno de los oficiales actuales del gobierno conociera los refugios personalmente.

Dos horas de paro forzado mientras la Fuerza de Defensa esperaba a ver si habría otro ataque tampoco habían hecho maravillas, y Ba'kif no se hacía ilusiones con respecto a que la tormenta fuera considerada, noble o imperturbable.

Tenía razón.

"Lo que yo quiero saber es," dijo el Orador de la familia Ufsa después de que Ba'kif terminara su reporte, "¿quienes son los alienígenas que osan atacarnos y que creen que podrán salirse con la suya? Un nombre, General, ¡queremos un nombre!"

"Me temo que no puedo darle uno, Orador," dijo Ba'kif.

"¿Por qué no?" demandó el Orador. "Tienen escombros, ¿no? Tienen registros de datos y cuerpos y perfiles de armamento. Seguramente se puede deducir un nombre de todo ello."

"La Ascendencia ha sido atacada," intervino con gravedad el Orador de la familia Mitth, como si los demás ignoraran ese hecho. "Necesitamos saber a quien castigar por tremenda arrogancia."

"Si," dijo Usfa, aunque echando una mirada asesina al otro lado de la mesa.

Ba'kif suprimió un suspiro. En tiempos pasados, las amenazas graves a la Ascendencia generalmente habían unido a las Familias Reinantes pasando por encima de las maniobras políticas usuales. Había albergado una ligera esperanza de que el ataque de hoy tuviera esa respuesta.

Claramente, eso no iba a suceder. En el caso de Usfa y Mitth, en particular, las familias estaban inmersas en una contienda por obtener un nuevo campo minero en Thearterra, y el representante de Usfa estaba claramente molesto porque su actual rival le había robado los reflectores. "Más que eso," añadió, su mirada clavada en el representante de Mitth desafiándolo a que volviera a interrumpir, "necesitamos asegurarnos que la Fuerza de Defensa tenga los recursos necesarios para defender a los Chiss de estos enemigos no identificados."

El enlace de datos questis que estaba en la mesa frente a Ba'kif se iluminó al recibir un nuevo reporte. Lo tomó, haciendo un ángulo en su palma izquierda mientras deslizaba su dedo por la orilla para deslizar la información por la pantalla. "La Sindicatura no necesita preocuparse por su seguridad," dijo. "Acabo de recibir un reporte de que cuatro naves de guerra de la Flota de Expansión han sido llamadas desde Naporar y apoyarán a las naves de la Fuerza de Defensa previamente desplegadas."

Se estremeció en silencio. Hombres y mujeres jóvenes, listos para ofrendar sus vidas para proteger su mundo natal. De manera noble y honorable... un sacrificio, si era requerido, que él y todos los demás en la Cúpula sabían que sería un completo desperdicio.

Afortunadamente, no parecía que ese sacrificio fuera requerido hoy.

"¿Y si atacan otros mundos de la Ascendencia?" presionó el Usfa.

"Otras naves han sido enviadas para fortalecer los patrullajes de los sistemas vecinos en caso de que sean víctimas de futuros ataques," dijo Ba'kif.

"¿Ha habido reportes de ataques o avistamientos del enemigo?" preguntó el Orador de los Clarr.

"No hasta este momento, Orador," le dijo Ba'kif. "Hasta donde sabemos, éste fue un incidente aislado."

La Oradora de la familia Obbic resopló con teatralidad. "Tengo mis serias dudas, General," dijo. "Nadie manda naves de guerra contra la Ascendencia como si fuera una travesura y se regresan a sus casas. Alguien allá afuera está tramando contra nosotros. Ese alguien debe ser encontrado y se le debe enseñar una severa lección."

Así continuó la sesión por otra hora, con cada una de las Nueve Familias Reinantes, y muchas de las Grandes Familias que tenían aspiraciones a unirse a ese grupo de élite, asegurando que su su indignación y determinación aparecieran en la minuta de la junta.

En su mayoría, había sido una pérdida de tiempo para Ba'kif. Afortunadamente, su enorme experiencia militar le había enseñado cómo escuchar a los políticos con la mitad de su cerebro mientras la otra mitad se enfocaba en asuntos más urgentes.

Los Oradores y síndicos querían saber quien había atacado a la Ascendencia. Estaban buscando en la dirección incorrecta.

La pregunta más interesante no era quién, sino por qué.

Porque los Obbic tenían razón. Nadie atacaba Csilla solo por diversión. Habían hecho un ataque que les había costado tres naves importantes sin una ganancia obvia. Los atacantes habían juzgado mal las defensas, o habían logrado un objetivo más sutil.

¿Qué tipo de objetivo sería ese?

La mayoría de la Sindicatura asumía claramente que el ataque había sido un preludio para una campaña sostenida, y cuando terminaron sus posturas, habían urgido a la Fuerza de Defensa a que llamara a las naves para proteger los sistemas del interior. Más que ello, probablemente insistirían en que la Flota de Defensa de Expansión se retirara de las fronteras en vez de aumentarlas.

¿Sería ese el objetivo? ¿Mantener a los Chiss mirando hacia dentro en vez de fuera de sus fronteras? En cuyo caso, hacerle caso a las demandas de la Sindicatura sería darle la razón a los planes del enemigo. Por otro lado, si los síndicos tenían razón sobre que ésto era el inicio de una campaña completa, dejar a la Fuerza de Expansión en la zona de Caos también sería una jugada fatal. De cualquier forma, si escogían incorrectamente, sería demasiado tarde corregir el error cuando supieran la verdad.

Pero mientras Ba'kif sopesaba las posibilidades, se le ocurrió que había otra posibilidad. Tal vez el ataque no estaba hecho para llamar la atención de la Ascendencia acerca de algo que iba a pasar, sino para distraerlos de algo que ya había sucedido.

Al menos, podía revisar esa posibilidad inmediatamente. Subrepticiamente, marcó una búsqueda en su questis.

A la mitad de la sesión en la Cúpula, mientras continuaba aplacando a los Aristocras, encontró la respuesta.

Probablemente.

Uno de los asistentes de Ba'kif lo estaba esperando cuando el general por fin pudo regresar a su oficina. "¿Pudiste localizarlo?" preguntó Ba'kif.

"Si, señor," dijo el ayudante. "Está en Naporar en la fase final de sus sesiones de fisioterapia después de las heridas sufridas durante la operación con los piratas Vagaari."

Ba'kif frunció el ceño. Operaciones que, si bien exitosas en el sentido militar, habían sido un completo desastre político. Después de varios meses, muchos de los Aristocras seguían meditando sobre ese enredo. "¿Cuándo estará disponible?"

"Cuando usted lo requiera, señor," dijo el ayudante. "Dijo que estaría a su servicio cuando lo necesitara."

"Bien," dijo Ba'kif mirando la hora. Media hora para que la Whirlwind se encuentre lista para partir, cuatro horas para llegar a Naporar, otra media hora para que el transbordador arribe al centro médico de la Flota de Expansión Chiss. "Dígale que esté listo en cinco horas."

"Si, señor," titubeó el asistente. "¿Quiere que sea puesto como orden, o califica como viaje privado?"

"Ponga la orden," dijo Ba'kif. Los Aristocras no estarían contentos al enterarse, la Sindicatura podía incluso convenir un tribunal para desperdiciar su tiempo con preguntas inútiles, pero Ba'kif haría todo siguiendo el protocolo. "Por orden del Supremo General Ba'kif," continuó, notando que su voz tomaba el tono que usaba para las órdenes formales y los reportes.

"Preparando transporte para mí y para el Capitán Senior Mitth'raw'nuriodo. Destino: Dioya. Propósito: investigar una nave que fue hallada a la deriva hace dos días en el sistema exterior."

"Si, señor," dijo enérgicamente el asistente. Su voz deliberadamente neutral, sin mostrar sus sentimientos en el asunto. Después de todo, no todos los que opinaban mal del Capitán Thrawn eran Aristocras.

Por el momento, Ba'kif no se preocupaba por ninguno de ellos. Había encontrado la primera mitad del "porqué".

Ahora únicamente confiaba en una sola persona para hallar la otra mitad.



Escrito por Timothy Zahn
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de War Begins in Thrawn Ascendancy: Chaos Rising – Exclusive Excerpt




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