martes, 7 de julio de 2020

Extracto de Dark Legends

Star Wars: Dark Legends será lanzada a fines de julio con 224 páginas de fábulas de horror con una atmósfera perfectamente adaptada para todas las edades. Esta colección de seis historias aterradoras seguramente hubiera mantenido a Luke y Leia despiertos más allá de su hora de dormir, con historias de criaturas intergalácticas y bestias siniestras.



EN EL PLANETA Gaaten, anidado entre las melancólicas torres de una antigua gran ciudad, se sitúan las ruinas de un orfanato donde, hace mucho tiempo, eran enviados los niños que habían perdido a sus padres durante el final de la Guerra de los Clones, mientras esperaban ser colocados en nuevos hogares en el sector.

Solo que, no todo estaba bien en el orfanato, puesto que entre los niños había historias de un oscuro terror que llegaba en las noches: un hombre alto, delgado con afilados dientes y ojos brillantes, quien de vez en cuando visitaba el orfanato para robar niños, sacándolos de sus camas y arrastrándolos a través de la ventana, sus gritos ahogados y desapercibidos. Nunca se volvía a saber de los niños que eran secuestrados por esta horripilante criatura.

Estos rumores eran pasados a través de susurros aterrorizados entre los niños, murmurados debajo de las sábanas o debajo de las manos en las bocas cuando se apagaban las luces. Las historias habían sido, por supuesto, ignoradas por el personal del orfanato, y aunque era cierto que algunos de los niños habían desaparecido en el transcurso de los años, probablemente solo eran fugitivos, niños infelices con su suerte y que sufrían por la devastadora pérdida de sus padres. Los rumores eran vistos sólo como la vívida imaginación de los perturbados jóvenes, una personificación de su miedo y dolor. Sin embargo, las historias persistían, y no había mucho que pudiera hacer el personal del orfanato para que disminuyeran.

Entonces, todos los que llegaban al orfanato, escuchaban la historia de este monstruo y, desde ese momento, vivían en el constante miedo de que, un día, pudieran convertirse en su siguiente víctima involuntaria. Todos excepto uno.

Elish siempre había sido considerado un niño excepcional, desde su época en la escuela de Malloran, donde ella había asombrado a sus profesores con su confianza y aptitud escolar. Era una niña gentil, deseosa de ayudar a otros antes que a ella misma, y eso la había hecho popular con sus compañeros y los niños más jovenes. Como su madre, una guardia del palacio de Malloran, Elish siempre había sentido una profunda conexión con el universo que la rodeaba y con todas las cosas vivientes que lo habitaban. Esta conexión le daba un enorme sentimiento de paz, y aunque ella había sido testigo de horrores, se rehusaba a creer en cualquier oscuro fantasma que temieran los niños del orfanato. Para Elish, el mal no venía en forma de monstruos sino de hombres, puesto que entendía que todos los horrores que habían sucedido recientemente en la galaxia eran cometidos a instancias de ciertos individuos y no de criaturas de la noche.

Así que sucedió que Elish, al llegar al orfanato en una de las enormes naves de transporte del Imperio, se convirtió en una fuerza estabilizadora para los otros niños, ayudándoles a deshacerse de sus miedos y, a pesar de todo lo que habían perdido, a buscar paz entre los dormitorios y salones del destartalado y viejo edificio. Así fue durante muchos meces, y para alegría del personal del orfanato, los rumores del fantasma comenzaron a desaparecer. Los niños parecían ser más felices, y cuando las naves de suministros llegaban con cada estación, algunos de los huérfanos eran asignados a nuevos hogares con padres adoptivos deseosos de llenarlos de amor y atenciones.

No era inusual que Elish se despertara por las noches por gritos, puesto que algunos de los niños en el dormitorio todavía tenían terrores nocturnos que los sacaban de sus sueños, causando que se sacudieran en sus camas, sus caras llenas de sudor. El personal nocturno nunca acudía a ver a los niños, así que Elish salía de su cama para tomar sus manos, y sus palabras tranquilas e influencia reconfortante eran suficientes para calmar sus pesadillas y mandarlos de regreso a dormir.

Sin embargo, una noche, no mucho después de su llegada, hubo un gran disturbio durante la noche, y hubo alarma alrededor de Elish. Saltó de su cama para mirar a todo el dormitorio en desorden, y corría el rumor entre los niños que el monstruo los había visitado durante la madrugada y se había llevado a un pequeño niño llamado Samil.

Ciertamente no había señas de Samil, y por más que buscaran, ni el personal ni los niños pudieron localizarlo. Tampoco había evidencias de algún extraño que hubiera estado entre ellos, excepto por una ventana entreabierta que se azotaba levemente por la brisa.

Después de asegurar la ventana, el personal del orfanato empezó a llevar a los niños de regreso a sus camas, arrullándolos con empatía, callando sus gritos de angustia. Encontrarían a Samil en la mañana, dijeron, o si no, era porque había huído y los había abandonado, escabulléndose en la noche para hacerse su propio camino en el mundo. Elish, sin embargo, pudo ver que todas las posesiones de Samil seguían debajo de su cama, y sabía bien que nunca hubiera abandonado sus heroicos juguetes, puesto que no toleraba separarse de las pequeñas figuras talladas.

Entonces, mientras los demás niños comenzaban a acomodarse en sus camas, Elish permaneció despierta, usando sus sentidos, puesto que había aprendido a reconocer a Samil a través de su conexión con el universo, similar a la suya. Eso los había separado de los demás niños, todos a excepción tal vez de una joven Kessurian llamada Gee'far, quien también parecía compartir la perspectiva inusual de Elish.

Elish estaba segura que no podía sentir rastros de la presencia de Samil dentro del edificio del orfanato o los terrenos aledaños. Presa de la desazón, permaneció en vigilia el resto de la noche, segura de que no lo encontrarían al día siguiente.

A la mañana siguiente, se armó una pequeña expedición con el personal del orfanato, quienes acudieron a la villa, esperando descubrir que Samil hubiera recorrido la corta distancia hacia el asentamiento durante la noche. Estaban seguros que lo encontrarían, friolento y avergonzado, escondido en algún granero, listo para regresar al orfanato, tomar un baño caliente y descansar.

Sin embargo, como Elish había predicho, el equipo regresó unas horas después, cansado y hambriento, aceptando que no habían encontrado evidencias del niño en la villa, ni en ninguno de los alrededores o caminos cercanos. Simplemente había desaparecido y no podían hacer nada al respecto.

Al día siguiente los rumores del terror oscuro regresaron, cuando los niños susurraron sobre los sonidos de rasguños que habían escuchado en la ventana, el sibilante aliento de la criatura mientras se había movido entre sus camas, el frío helado que había anunciado su visita. A pesar de los intentos del personal, los niños murmuraban con miedo, aterrorizados de lo que podría pasar si el terror nocturno regresara por ellos la próxima vez.




Escrito por George Mann
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Spooky Star Wars tales awaken in Disney's new illustrated anthology 'Dark Legends'


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