jueves, 14 de febrero de 2019

La Decisión del Juez



Los dos pequeños y barrigones extraterrestres se inclinaron frente a Luke Skywalker. "Escucho al Jedi y obedezco," entonó uno de ellos, su voz nasal alcanzando tres notas distintas a la vez.

"Yo también escucho y obedezco," dijo el segundo, un poco menos entusiasmado. Con una segunda reverencia, se alejaron.

Con un callado suspiro, Mara Jade Skywalker miró en su datapad. Estos dos habían sido los querellantes vigésimo noveno y trigésimo desde que Luke había iniciado su sesión al amanecer esta mañana. Ya habían pasado treinta querellantes. Faltaban cinco mil millones.



Puso el datapad a un lado, tratando de que su creciente irritación no le ganara. No, por supuesto que no todo el planeta entero estaba formado para hablar de sus problemas y conseguir un poco de sabiduría y justicia Jedi. Pero hoy, al menos, parecían tantos como bichos hay en Coruscant.

El Presentador que usaba una toga se aproximó a la plataforma, con su propia datapad sostenida en forma reverencial en su mano mientras sin duda se preparaba para esbozar la situación de los quejosos treinta y uno y treinta y dos. La última vez que Mara había echado un vistazo a la sala de espera, había al menos cincuenta de los extraterrestres sentados en un pesado silencio, ya fuera reuniendo sus pensamientos o fulminando con la mirada a su querellante. Diez o más discusiones más quedaban por oir, y el sol ya se estaba ocultando en el cielo.


Mentalmente, Mara negó con la cabeza. Si, estaba resentida con estas personas por demandar tanto tiempo y energía de su esposo. Y para ser honesta, también admitía que estaba un poco resentida con Luke por su buena y desinteresada disposición a otorgarles ese tiempo.

Pero también podía ver que su presencia aquí estaba logrando más de lo que los números indicaban. Al menos cinco de las controversias en las que Luke había impartido su juicio el día de hoy habían existido por diez años o más, sin que ninguna de las partes afectadas cediera un milímetro. Dos de esas cinco habían sido multigeneracionales, de hecho, expandiéndose hasta cuarenta años atrás con disputas entre los padres de los querellantes. Aún así, a pesar de las largas historias, en cada uno de los casos ambos lados habían aceptado la resolución de Luke y habían acordado acatarla. No necesariamente de buena manera, pero lo habían aceptado.

Era muy probable que acataran los fallos, también. El planeta tenía una larga historia de honrar los veredictos Jedi en tales aspectos que se remontaba hasta la Vieja República. No sabía como se las habían arreglado durante los oscuros días del Imperio, pero el número de disputas generacionales implicaba que no lo habían hecho muy bien.

Volvió a mirar a su datapad. Después de todo, ella sabía perfectamente en lo que se había metido cuando aceptó casarse con Luke. A pesar de que había pasado una década de arduo trabajo con la academia, aún no había los suficientes Jedi que fueran de un lado a otro haciendo este tipo de servicios.

El Presentador llegó a la plataforma. "Maestro Jedi, tenemos una petición inesperada pero urgente," dijo el extraterrestre. "El Segundo Coordinador Agrícola Kei Ras Cirali requiere su presencia de manera inmediata en su retiro de la Montaña Karrish para discutir un problema que no ha podido resolver."

"Ya veo," dijo Luke, con voz grave. "Supongo que a veces hasta los poderosos requieren el consejo de otros. ¿Dónde esta este retiro?"

"En una cueva en la base de Karrish Prime," dijo el Presentador, inclinando sus orejas para apuntar en dirección de la cordillera de picos nevados que se veía a la distancia en la ventana detrás de ellos. "Si desean ir, tenemos un aerodeslizador y un chofer esperándolos."

"Gracias," dijo Luke, poniéndose de pie. "He hablado con el maestro Cirali antes. Si nos necesita, estamos más que dispuestos a verlo."

"Nosotros en la ciudad le agradecemos por su paciencia y tolerancia," dijo el Presentador, haciendo una reverencia. "Enviaré a sus casas a los demás querellantes, para que se vuelvan a reunir cuando esté listo para continuar."

"Gracias." Luke miró a Mara. "Vamos, debemos irnos."

Ninguno habló hasta que estuvieron lejos del límite de la ciudad, en dirección hacia la cadena montañosa. "¿Dijiste que conocías a este tal Cirali?" preguntó Mara.

"En realidad no, pero hablé con el una o dos veces," le dijo Luke. "El se hace cargo de la coordinación del area agrícola al este de las montañas Karrish."

Mara recordó mentalmente los mapas que había visto en camino hacia este sistema. "Una región de buen tamaño."

"La segunda más importante del planeta," acordó Luke. "Es casi un puesto hereditario, que data de la época de los viejos Sultaries."

El uso de la palabra retiro no había preparado adecuadamente a Mara para la enorme y elaborada casa tallada en la roca de la base de la montaña. Un grupo de extraterrestres uniformados hicieron una reverencia cuando Luke y Mara pasaron enmedio de ellos en un corredor con techo alto en dirección a un vestíbulo.

Cirali los estaba esperando en un amplio sillón, casi perdido entre una docena de enormes cojines de vibrantes colores. "Ah--los Jedi," habló, levantando ambas manos en señal de saludo al tiempo que sus asistentes cerraban las puertas detrás de ellos. "Bienvenido, Maestro Skywalker. Y usted debe ser su ruborosa esposa."

Mara miró de reojo a su esposo. "¿'Ruborosa esposa'?" repitió como un mal presagio.

"Es solo una forma de decir las cosas," Luke se apresuró a calmarla. "Aquí estamos, Maestro Cirali, preparados para lidiar con el problema."

"Estoy agradecido," dijo Cirali. "El problema, Maestro Skywalker, tiene que ver con el tiempo. Digame, ¿qué debe hacer uno cuando parece que no hay tiempo para las cosas importantes de la vida?"

Mara sintió una punzada. Ese era precisamente el problema que ella y Luke tenían estos días: demasiadas responsabilidades, muy poco tiempo. Si un ser que coordinaba operaciones en una importante area de agricultura no podía resolverlo, era muy probable que Luke tampoco pudiera.

Para su sorpresa, Luke simplemente sonrió. "Siempre hay tiempo para las cosas importantes," le dijo al extraterrestre. "El truco es reconocer la necesidad y crearse el tiempo."

"Habla con sabiduría," Cirali dijo, levantándose del sillón. "Vengan. El cuarto de las consultas está esperando."

Los guió hacia una de las cortinas que colgaban detrás de su sillón y la hizo a un lado, revelando una puerta de metal construida sobre la roca sólida de la caverna. Con un gesto de su mano, se abrió mostrando un pequeño carro turboelevador. "Esperaré su regreso," dijo haciendo una reverencia.

Luke entró al carro y un momento después él y Mara estaban viajando hacia arriba por dentro de la montaña. "¿Y exáctamente a quién vamos a ver en este cuarto de las consultas?" Mara preguntó mientras el carro se detenía. La puerta se abrió...

Ella se quedó sin aliento. Tras la puerta había una amplia cámara, tan bella y lujosa como los mejores palacios que había visto en la galaxia. El cuarto tenía la delicada esencia de flores velanie bañadas de rocío, y una de sus sonatas kithra favoritas se escuchaba suavemente como fondo. Al final del cuarto, una gigantesca ventana de transpariacero otorgaba una fabulosa vista de las montañas, los ríos y los valles debajo, todo ello en un agudo relieve contra las sombras que ofrecía el sol poniente.

Y aparte de ellos, la cámara estaba desierta.

"Como dije," murmuró Luke al tiempo que pasaba su brazo por detrás de sus hombros y la llevaba hacia la pesada alfombra, "el truco es crearse el tiempo."

Mara pestañéo... y, un poco tarde, comprendió. "Tu planeaste todo esto, ¿no es así?" preguntó. "Desde venir a este sistema... la llamada de Cerali... esta cámara..."

"Antes fue el retiro de montaña del Tercer Sultara," interrumpió Luke, mostrando la cámara con su mano. "El mejor alojamiento del sector. Y por supuesto, mientras estemos oficialmente en consulta con el Segundo Coordinador Agrícola, nadie vendrá a buscarnos."

Tomó sus manos y se acercó a ella. "Feliz segunda luna de miel, Mara."

Se besaron por un largo instante. Después, casi a regañadientes, pensó Mara, él se separó gentilmente. "Ven, echemos un vistazo," dijo. "Le dí a Cirali una lista de las cosas que más te gustan, y prometió conseguir la mayor cantidad posible."

"Si, ya noté las flores y la música," asintió Mara, mirando a su alrededor. "¿También trajo todos mis platillos favoritos, supongo?"

"Lo suficiente para que nos alcancen mientras queramos permanecer aquí." Luke dudó. "Espero que esto ayude a compensar por ignorarte últimamente."

"No hay problema," le aseguró Mara. Parados ahí, solamente ellos, de pronto ya no era un problema. "Entiendo que también tienes compromisos con el resto de la Nueva República. Solo que te necesito para mí sola de vez en cuando."

"Yo también lo necesito," le dijo Luke. "Por favor nunca te olvides de eso."

"No lo haré," prometió Mara con voz suave. "Y otra cosa..."

Él se acercó. "¿Si?"

Ella golpeó jugueteando la punta de su nariz. "Si me vuelves a llamar ruborosa esposa," dijo, "estarás en serios problemas."

El guiñó el ojo. "Lo anotaré."

Star Wars: Judge's Call por Timothy Zahn, traducida por Mario A. Escamilla. Copyright (c) 2004 by Lucasfilm Ltd. & TM. Todos los derechos reservados.

El original se encontraba en: http://www.randomhouse.com/delrey/starwars/valentine.html.

Esta historia forma parte de una serie de cuentos cortos relacionados con el 14 de febrero, la historia del 2003 se llama Corphelion Interlude y está escrita por Troy Denning. 

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