Aunque la mayor parte de la película sigue a Jyn Erso (Felicity Jones) mientras lidera un grupo de Rebeldes que intentan robar los planos de la súper arma Imperial, es su padre, el científico Galen (interpretado por Mads Mikkelsen) una de las mentes clave detrás de su diseño.
En la novela Catalyst escrita por James Luceno, que llegará a tiendas estadounidenses el 15 de noviembre, aprenderemos que el director de la división especial de armas del Imperio, Orson Krennic (Ben Mendelsohn) tiene una larga historia con la familia Erso, y se convierte tanto en su protector como benefactor, alentando el trabajo de Galen en la manipulación de cristales kyber.
Los conocedores de Star Wars ya saben que esos cristales son el elemento clave de los sables de luz, y también serán vitales para la creación del superláser de la Estrella de la Muerte.
En este extracto del libro, Galen reflexiona sobre la tensión con su esposa, Lyra y la distancia que ha surgido entre él y su joven hija Jyn.
Una teoría: el libro de historias favoritas de Jyn habla de un personaje que busca un tesoro, y entonces se lanza hacia arriba por un túnel que pasa por ocho niveles subterráneos hasta llegar a la superficie. Lo que sube también puede bajar. ¿Será esta la inspiración que lleva a Galen a crear el portal que permite que Luke Skywalker destruya la super arma de destrucción masiva?
CATALYST
Sentado encorvado en el sillón de su residencia en la instalación, Galen levantó la vista de su libreta para darse cuenta del hecho que él y Jyn estaban en la misma habitación... un evento cada vez menos frecuente a raíz de la tensión renovada entre él y Lyra. Ella tenía su libreta de dibujos en su regazo y estaba trabajando furiosamente en crear una dibujo de cierto tipo, hablando sola en voz baja mientras trabajaba con los controles y dibujó con su dedo índice a través de la pantalla.
Galen tenía su propia datapad en su mano y estaba trabajando en una ecuación con la que se había atascado por semanas. Al haber encontrado una manera de alterar la estructura interna de los cristales, los kyber parecían también haber encontrado una manera de cambiarlo. Aunque no había escuchado nada de Orson, un cierto sentido de urgencia se sentía en la investigación, como si alguien o algo le estuviera susurrando apresúrate... apresúrate...
Desde que había transmitido los datos de las caras a Orson y su equipo, sentía como si tuviera una ligera fiebre, con una parte de su mente fija en resolver la ecuación que se escapaba de su conciencia. No tenía duda que tenía que ver con los kybers, pero la naturaleza actual del problema no se le había revelado. Sin embargo, estaba preocupado, había documentado sus sueños en la libreta. Tenía escrito el mapa de su subconsciente y generalmente podía descifrar lo que sus sueños le querían decir, pero los más recientes lo sacaban del mapa, hacia las regiones no exploradas de su mente. Su diario de sueños abarcaba muchas páginas, con muchos de sus apuntes escritos a mitad de la noche o justo al despertar de su siesta, y se interrumpían de vez en cuando con esbozos que derivaban en cálculos, pensamientos vagabundos, notas escritas con letra tan pequeña que apenas si podía leer.
Se quitó el cabello de su cara con sus dedos y cambió su atención de su libreta para mirar a Jyn, completamente absorta en lo que hacía que podía estar en su propio mundo. Cuando finalmente hizo una pausa para evaluar su dibujo, Galen se levantó de su asiento y se acercó hacia ella.
"¿Puedo ver lo que estás haciendo, Polvo Estelar?"
Mirándolo con sorpresa, ella asintió. "Es para ti.,"
Galen se señaló con un dedo. "¿Para mí?"
Ella volvió a asentir. "Es un dibujo de Brin tratando de llegar a su hogar."
Brin era el héroe de su holo programa favorito a la hora de acostarse, La Octava Escalera. En la pantalla estaba su dibujo de una escalera que bajaba ocho niveles hacia un área cóncava en la base donde Brin recibía los poderes mágicos que le permitirían regresar a su hogar.
Había escuchado tantas veces la historia que podía recitar el pasaje de memoria.
Cuando por fin llegaron al castillo, caminaron debajo de la enorme puerta y entraron. Frente a ellos vieron la escalera que bajaba hasta el último nivel. Era la mítica Octaba Escalera que Brin y sus amigos habían buscado. Miraron hacia abajo. 'Ocho niveles' dijo Brin. 'En cada uno necesitaremos un tipo distinto de magia.' Al final de la escalera Brin podía ver el Tazón Dorado. Quien lograra llegar al Tazón Dorado tendría el poder de volar por encima de los ocho niveles de la escalera y librar el techo del castillo hacia el cielo, de regreso a casa.
Alrededor de los dibujos de la escalera, adornando las orillas de la pantalla rectangular, había signos y figuras extrañas que Galen reconoció inmediatamente como versiones de los símbolos matemáticos y los dibujos que a veces hacía.
Miró con atención el dibujo de Brin con su despeinado cabello largo, preguntándose si realmente representaba a Brin o si Jyn lo había dibujado a él mismo.
"Brin se parece un poco a mí," dijo.
Ella entrecerró los ojos mirando el dibujo. "Puedes ser Brin si tu quieres."
Mirándola, Galen sintió una calidez en su pecho, y un arrebato de amor que le causaba tanto dolor como alegría. Recordaba la primera vez que había mirado sus ojos en la habitación de Lyra en el Torreón, y cómo los ojos jaspeados de Jyn lo habían cautivado una vez más el día que lo liberaron de la prisión de Tambolor. Pensó en todas las veces que ella y Lyra le habían dado la fuerza suficiente para sobrevivir las frías y largas horas en su celda; las interminables promesas que se había hecho a sí mismo para dotarlas de una vida maravillosa. Su hija perfecta... ¿Cómo se había permitido aprisionarse tanto en su investigación que Jyn ya casi no lo conocía? ¿Cómo había permitido poner a los cristales kyber en primer lugar? Su trabajo debió haber sido para el beneficio de ellas, y al parecer ahora era sólo para él. Todo por el éxtasis del descubrimiento puro.
Jyn casi saltó cuando él la abrazó.
"Te amo, Polvo Estelar," murmuró, usando el dorso de su mano para limpiarse las lágrimas. "Siento mucho estar tan ocupado que me he olvidado de decir cuánto me importas."
Ella asintió, mientras lo abrazaba. "Está bien, Papá. ¿Cuándo podemos seguir a Brin y regresar a casa?"
Escrito por James Luceno.
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Read a new excerpt from the Rogue One prequel novel Star Wars: Catalyst
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