viernes, 11 de marzo de 2016

Un día de chatarrería en Jakku

Sol, kilómetros de arena y ni un solo turista a la vista... si eso suena como tu lugar preferido para vacacionar en invierno entonces ¡amarás dejar que tu imaginación te lleve hasta los depósitos de chatarra de Jakku!

Se dice comúnmente que "la vida es lo que sucede mientras estás haciendo otros planes." Nadie planea quedarse varado en algún lugar, pero generalmente esas aventuras sin planear resultan ser las mejores historias. Quedarse abandonado en Jakku, como Rey en El Despertar de la Fuerza, puede parecer un destino miserable, ¿pero tal vez podría ser divertido (algunas veces, claro) si pudieras sacarle el mejor provecho? Usar tu imaginación podría llevarte a algunos lugares interesantes...




Empieza Tu Día Perfecto con Plutt


En tu primera mañana en Jakku, necesitarías preocuparte por adquirir comida y agua, antes que nada. Eso no sería gratis, claro, tendrías que trabajar por ello. Al encontrarte en el Puesto de Avanzada de Nima, deberías ir primero hacia la caseta de asignación de Unkar Plutt. Él podría rentarte las herramientas básicas (el costo se deduciría de tus ganancias al final del día), y te haría acompañar de un equipo de chatarreros experiementados que te enseñarían el negocio. Nima tiene una gran diversidad de habitantes por lo que encontrarías que tu equipo tiene personajes extraños, como una Dybrinthe femenina que usa pesadas ropas café, tal vez un Nu-cosian de cuello largo llamado Bobbajo, un par de codiciosos Teedos, un Anacondan serpentino llamado Barley y un trío de misteriosos Basureros. Te pasarás toda la mañana preguntándote si estos Basureros son droides o se trata de seres orgánicos cubiertos por retazos de tela y prótesis mecánicas.

Algunas personas dicen que no les gusta la arena porque se mete en todas partes, ¡y tienen razón! Al caminar, lo primero que notarás es la arena hirviendo en tus zapatos, dentro de ellos o en las suelas. Al soplar el viento te encontrarás la arena acumulándose detrás de tus orejas, alrededor de tus ojos y ¡dentro de toda tu ropa!

Al saber que no estás acostumbrado a las extenuantes caminatas en las cambiantes arenas, Jehtlo, la alta Dybrinthe, te ofrecerá montar una de sus lentas luggabestias. Treparías rápidamente, eso es, si nunca has montado una enorme bestia antes. Al principio notarías que la piel de la criatura es dura como el caucho pero incómodamente áspera como una lija. Pronto un olor almizclado llenaría tus narices y perfumaría tu ropa. Al tiempo que la criatura camina, sus hombros se levantan y caen, llevándote de lado a lado y te impulsarían constantemente hacia la carcasa de metal oxidado que cubre su cabeza.

Si miras la arena te darías cuenta que solo hay un rastro de pisadas, en el camino que estás siguiendo, todo lo demás son dunas limpiadas por el viento. Al este verías las Planicies de Sal de Chahm y más allá el Cementerio de Huesos de Tuanbinh. Vagar por esa zona resultaría en una rápida muerte por deshidratación, quemaduras y golpes de calor. Los Bandidos o los carroñeros no podrían encontrarte hasta que ya fueras nada más que un pequeño grupo de huesos secos.


Buscando En Los Restos


Probablemente te sentirás aliviado cuando el equipo finalmente se detenga en el sitio de un accidente no lejos de Nima, donde restos de varios cazas TIE, una B-wing y uno o dos cargueros yacen desperdigados. Pequeñas piezas de blanca armadura degradada de stormtrooper, hecha quebradiza por el sol del desierto, se encuentran repartidos por todos lados, lo que sugiere que también hubo una gran batalla terrestre.

Probablemente uno de los chatarreros te daría un palo corto y te enseñaría como hurgar entre la arena, buscando pedazos rescatables de armadura de stormtrooper y componentes de blasters. Mientras tanto los Teedos buscarían robots abandonados para recogerlos, mientras que Jethlo trepa por el casco de uno de los cargueros para husmear dentro.

Verías como Bobbajo se agacha para recolectar pequeñas lagartijas de las arenas y zhhees alados. Sus intereses no son la chatarra, sino las pequeñas criaturas que se ocultan entre los restos. Podrías voltear para ver la cola ondulante de Barley debajo de la cabina de un caza TIE, buscando quien sabe qué. Tal vez el Anacondan no busque tampoco chatarra que recolectar, sino algo que comer.

Mientras hurgas con el palo en la arena, te encuentras principalmente con basura carbonizada, derretida mientras las naves se desplomaban por la atmósfera de Jakku. Podrías encontrar materia orgánica como el caparazón de un cangrejo de las arenas de Jakku muerto hace años; el caparazón es de color púrpura brillante, cubierto de espinas. Sin embargo, excavar un escorpión de fuego de tres colas vivo podría asustarte lo suficiente para hacerte caer hacia atrás mientras desenfunda sus apéndices segmentados y huye de regreso a su escondite.

Descubrimientos Que No Quisieras Hacer


Los Basureros estarían probablemente buscando no lejos de ahí, y habrían encontrado algo interesante. Mientras uno levanta una esfera metálica del suelo, los otros correrían a ver qué es, sin darse cuenta que es una ANE, artillería no explotada, ¡que nunca debe ser manipulada por novatos! En este caso, el detonador térmico, explotaría con suficiente fuerza, lo que hace al momento, ¡mandando restos por todas direcciones!

El resto del equipo instintivamente correría hacia el origen de la explosión. Si logras llegar a la escena, confirmarías que los pobres Basureros son en realidad orgánicos debajo de toda esa ropa y prótesis. Barley, quien de repente notas que se ha colocado a tu lado, probablemente estaría muy interesado en la macabra escena, insistiendo mientras se moja los labios, que todos deberían de regresar a sus ocupaciones mientras él se dedica a "limpiar el desorden".

Despues de un suceso tan desagradable, continuarías tu labor con renuencia, pero si puedes encontrar un casco de stormtrooper enterrado y uno o dos blasters, tal vez sería suficiente para venderlos a Unkar y obtener sustento para algunos días.

Comida Chatarra Para El Almuerzo


Para el almuerzo el grupo viajaría una corta distancia a un puesto de comercio como Mallam, un pequeño mercado construido dentro de los restos de un crucero Imperial de clase Gozanti. Fuera del puesto de Nima y los penetrantes ojos de los rufianes de Unkar, algunos comerciantes podrían vender tranquilamente artesanías hechas a mano y un almuerzo decente.

La carne sería seca y salada: piel crujiente de worrt, carne seca de happabore, y para variar: insectos de las dunas sofritos. Los caparazones iridiscentes en colores negro y azul crujen cuando los muerdes dejando salir una gelatina tibia de sabor acre. Su relleno deja un sabor como de aceite de motor. También habría tubérculos rostizados servidos fríos; pelarías las polvorientas cáscaras y los comerías con las manos. No hay frutas o vegetales verdes, tendrás que obtener esos nutrientes a través de las raciones de Unkar. Podrías voltear y notar que Barley es el único que no come. Si le preguntaras, probablemente te diría que "almorzó muy temprano".

El sol estaría en lo más alto y el calor del atardecer impediría trabajar cómodamente, así que tu equipo regresaría hacia el Puesto de Nima, donde limpiarían y procesarían los objetos salvados, a la sombra de las estaciones de trabajo de Unkar.

Limpiando la Chatarra


Mientras tallas el casco de stormtrooper, con el sudor goteando de tu frente, sentirías una sensación dolorosa en tu espalda al tiempo que el sudor se acumula en tus poros más rápido de lo que puede ser transpirado. Te sentirías débil y exhausto, listo para desmayarte, hasta que un generoso Bobbajo prende un pequeño ventilador en la mesa apuntado hacia ti y te da una palmada en el hombro al retirarse sin decir una palabra.

Al principio el ventilador es un alivio más que bienvenido, pero cuando el aire roza tu piel y evapora el sudor, tu piel comenzaría a sentirse dolorida. Voltearías y te darías cuenta que no solo estás rojo del bronceado sino que ¡tu piel está púrpura en algunas partes! Al tiempo que llega la tarde, el más leve roce hace que tu piel se sienta en llamas. ¡Debe ser la peor quemadura que hayas tenido en tu vida!

En una tienda cercana, Jehtlo y los dos Teedos probablemente estarían recargados en un tapete jugando Sabacc toda la tarde. Como no encontraste mucho para vender en tu primer día, aceptarás limpiar una parte de su equipo salvado a cambio de una pequeña porción de sus ganancias del día.

Cuando el sol comienza a ponerse, tu y tu equipo harían fila en el mostrador de Unkar y negociarían las raciones de comida que ofrece a cambio. Recibirías apenas lo suficiente para tu cena y las comidas del día siguiente, junto con una gran jarra de agua. Es suficiente para sobrevivir.


Una Noche en el Desierto.


Mientras cae la oscuridad, una brisa comienza a soplar. El aire pronto se sentiría fresco y la arena que antes quemaba tus pies se haría fría al contacto. Al terminar tu primer día en Jakku, seguirías a tu equipo a una fogata en las orillas del Puesto de Nima, donde pasarías la noche. Varios nuevos chatarreros se unirían.

Los vientos del atardecer causan que el humo gire mientras se eleva hacia las estrellas del cielo, mientras que las llamas danzan erráticamente. El amable Bobbajo te enseñaría como preparar tus raciones de comida mientras que los Basureros comenzarían a tocar música. Los estridentes ritmos electrónicos no provienen de instrumentos externos, sino de la tecnología fusionada con sus propios cuerpos. Su música animada es acompañada con los canturreos de Jethlo, cuya voz sintetizada reverbera a través de sus aparatos mecánicos respiratorios, que dejan salir el sonido entre pequeños chorros de gas luminoso.

Podrías darte cuenta de que Barley se ha enroscado entre las sombras, con un ojo abierto. Mientras tanto, los dos Teedos probablemente andan en la oscuridad, robando chucherías de las bolsas de los Basureros....

Bobbajo amablemente te proporciona una cobija y te dice que cuando termine la música, te contará la historia de Nima the Hutt y los Siete Guardianes de Goazon... eso si no caes dormido antes...

Escrito por Adam Bray
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de IMAGINING A DAY OF SCAVENGING ON JAKKU

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