Boba Fett robó cámaras al ser presentado en 1980 en El Imperio Contraataca, cuando estaba recibiendo órdenes de Darth Vader para cazar a los héroes Rebeldes. "Sin desintegraciones." ¿Pero qué pasaba por la mente de uno de los personajes favoritos en ese momento?
Ésta es la historia que Zoraida Córdova nos contará en "From A Certain Point of View: The Empire Strikes Back", la antología de cuentos cortos que conmemora el 40 aniversario de la película.
Boba Fett tenía muchas habilidades pero una sola virtud. Y no era la paciencia.
Después de ser llamando por Darth Vader con la promesa de una nueva recompensa, Boba tomó la imposible decisión de abandonar todo lo que estaba haciendo, y eso incluía su misión actual. No quería que nadie pensara que se estaba volviendo delicado, que no podía encargarse de un trabajo, sin importar lo pequeño que fuera. La víctima en cuestión era un escurridizo Sullustan con papadas caídas que había roto un contrato con Jabba el Hutt. La galaxia estaba llena de idiotas. Pero donde había un idiota, había una caja con créditos que Fett podía obtener.
O que hubiera podido obtener, si la imagen de Vader no se hubiera aparecido con instrucciones que parecían órdenes. No le gustaba recibir órdenes de nadie, pero sabía que no era buena idea decirle no al Señor de los Sith. No era que tuviera miedo de él, o de nada en realidad. No exactamente. Pero era preferible tener al señor Soplidos como aliado en vez de enemigo. Así que Fett le dejó su encargo a un novato en la nómina de Jabba que quería hacerse de una reputación. Nadie podía decir que Fett no echaba un hueso al piso de vez en cuando.